Exigen poder disponer de tomas de agua potable y desagüe, como ya ocurre en más de 700 poblaciones del resto de España
La Plataforma de Autocaravanas Autónoma (P.A.C.A) denuncia que Ayuntamiento de Altea niega la creación de un área de servicio para los autocaravanistas. Así lo asegura el presidente de la plataforma, Jesús Gallardo, quien asegura que es “incomprensible” la actuación del consistorio. “Simplemente pedimos una toma de agua potable y tomas de desagüe para aguas grises y negras”, indica Gallardo. En este sentido, el presidente lamenta que la conducta del Ayuntamiento “está echando” a los autocaravanistas de Altea, y por tanto impidiendo un gasto diario “del que sin duda los comercios serían los más beneficiados”.
Los dueños de las autocaravanas insisten en que no demandan un espacio propio para ellos, sino un punto limpio de 7 por 4 metros que no repercuta sobre la circulación, algo que ya existe en más de 700 poblaciones y ciudades, como Zaragoza, Vitoria o Palencia. En Extremadura, continúa Gallardo, “cuentan con más de 60 áreas de servicio” porque en su opinión, España está “poco a poco más acorde a otros países del exterior, que saben beneficiarse de un turismo que realiza gastos durante todo el año”. No ocurre lo mismo en Altea, donde Gallardo siente que existe un retraso de 50 años respecto a otros países, pues los autocaravanistas se ven obligados, según el presidente de la P.A.C.A, a estacionar en otros pueblos o ciudades que sí cuentan con puntos limpios.
Aunque la situación de Altea no ha llegado a ser tan “hostil”, como la de Benidorm, donde el Ayuntamiento incluso ha prohibido a las autocaravanas estacionar, desde la plataforma sí se muestran indignados porque el consistorio liderado por el tripartito se niega a incluir un punto limpio. Esto, según Gallardo, debería ser posible y viable en un municipio “con la infraestructura que tiene Altea”. “No entiendo por qué hay ayuntamientos que quieren quitar este turismo, no somos competencia”, subraya molesto. De hecho, para él el autocaravanismo es un turismo “itinerante y consolidado” que aporta riqueza a los comercios de las localidades donde acuden, por lo que Altea debería aprovechar “el poder adquisitivo” que en su mayoría tienen los autocaravanistas.
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