Llega agosto, y el campus de la UPV aparece tomado por una legión de grandes vehículos blancos en los que turistas de toda condición hacen su vida, para desesperación de los vecinos del entorno. Las autocaravanas no caben en el pequeño estacionamiento habilitado al efecto hace una década junto al paseo de Berio (44 plazas). Allí hay electricidad, agua y depósito para evacuar las aguas negras. Los cientos de vehículos que no entran en este espacio se desparraman por las inmediaciones y por otras zonas de la ciudad como Sagüés o el Paseo Nuevo. Sus ocupantes duermen en el interior –algo que algunos dudan de que sea legal– y el problema es que muchos de ellos también acampan; es decir desayunan, comen y hacen vida alrededor del vehículo, lo que está tajantemente prohibido. Los donostiarras que viven cerca de estas zonas denuncian continuamente las situaciones irregulares que se producen delante de sus narices y critican la escasa actuación policial.
Diez años ha cumplido este verano el parking de autocaravanas de Berio, el único lugar público –existen estacionamientos en los campings de Igeldo e Igara– acondicionado para este tipo de vehículos, que dispone de agua, electricidad y punto ecológico para el tratamiento de residuos. Su principal virtud, además de disponer de los servicios que requieren este tipo de 'casas flotantes', es su buena ubicación.
Este factor es clave para los turistas que optan por esta forma de veranear: estar cerca del cogollo urbano y poder acercarse hasta él andando o en bicicleta. El hecho de que en verano no haya actividad universitaria y que la OTA de la zona sea de larga duración y con tarifas bajas ha alimentado durante estos años una situación de aparcamiento paralelo en esta zona del Antiguo, que utilizan todas las autocaravanas que no tienen sitio en el parking oficial.
De esta forma, el propio paseo de Berio, Andrestegi, Manuel Lardizabal (zona de las facultades de Derecho e Informática), la avenida de Tolosa, Olarain y el paseo de Ondarreta se convierten en una extensión natural del parking oficial, donde los conductores de las 'mobile homes' juegan con los horarios del estacionamiento regulado para pagar lo mínimo por la deseada estancia en la ciudad.
El problema no es la ocupación de todas estas plazas 'ociosas' de aparcamiento sino las situaciones que se generan inevitablemente alrededor por quienes deciden instalar su casa de veraneo allí. Los vecinos denuncian continuamente invasiones de calzadas y aceras. Algunos vehículos son tan grandes que desbordan las rayas del estacionamiento y ocupan parte de la carretera y, si lo hacen en batería, se comen buena parte de la acera, incluso bloqueando el paso de los peatones. Algunas familias aprovechan que están estacionados en una zona de baja ocupación para desplegar mesas y sillas para desayunar o comer junto a su vehículo, pero es que el asentamiento llega hasta desplegar las toallas en la acera, o colgarlas de las ramas de los árboles para que se sequen. Las situaciones más desagradables se producen quizás cuando los 'moradores' de estos vehículos tienen que orinar o defecar y deciden aliviarse en las zonas verdes que encuentran alrededor, o vacían las aguas negras de su vehículo en la primera alcantarilla que ven a mano.
Estas son situaciones estrictamente prohibidas por las diferentes normativas, pero tanto la Guardia Municipal como los autocaravanistas consideran que ningún precepto legal impide a una persona dormir en el interior de un vehículo estacionado correctamente en la vía pública. Así lo explica uno de los foros de usuarios de autocaravanas: «Al acto de dormir dentro del coche estacionado en la vía pública se le considera pernoctar, que no es lo mismo que acampar que es lo que sí está prohibido». Según esta diferenciación, lo que sí pueden hacer los usuarios de estos vehículos es comer, dormir, escuchar música, estudiar dentro de la autocaravana... incluso colocar calzos en las ruedas o abrir el techo elevable o una claraboya, «acciones que no incrementan el perímetro del vehículo». La actividad prohibida de acampar en la vía pública se produce cuando los turistas sacan mobiliario al exterior del vehículo, despliegan toldos, abren ventanas abatibles, colocan patas estabilizadoras, vierten fluidos o emiten ruidos molestos. Una instrucción de la Dirección General de Tráfico insiste en esta idea de que se puede dormir en el interior de una autocaravana «mientras la actividad que se desarrolle en su interior no trascienda al exterior».
El grupo municipal del PP hizo una consulta esta semana a los Servicios Jurídicos del Ayuntamiento que, sin embargo, consideraron que en San Sebastián «no se puede dormir en la vía pública» y recordaron lo que dice el artículo 34 de la Ordenanza de Civismo: «No se podrá acampar, instalar tiendas o vehículos a tal efecto habilitados en terrenos públicos o privados que carezcan de autorización para ello». La polémica está servida.
La concejala de Movilidad, Pilar Arana, explicó que desde el punto de vista del Tráfico no es posible sancionar a quien duerme dentro de un coche. Para atajar las actividades ilegales de quienes estacionan sus autocaravanas en verano, indicó que la Guardia Municipal vigila estos comportamientos y desde Movilidad se han adoptado decisiones como «limitar la circulación a vehículos de peso inferior a 2.500 kg» en zonas como Sagüés, «teniendo en cuenta que estas trabas van a afectar a otros vehículos como furgonetas de reparto», también se limita en algunos puntos la altura de los vehículos, y además se han puesto limitaciones horarias, «como hicimos en Andrestegi para que las autocaravanas no pudieran estacionar allí por la noche».
La portavoz del PP, Miren Albistur, cree que no se hace lo suficiente porque «esta misma semana he visto con mis ojos cómo un agente de Tráfico ayudaba a estacionar a una autocaravana en el paseo Eduardo Chillida (Tenis) que una vez aparcada ocupaba por sus dimensiones medio carril de circulación». La concejala opinó que este tipo de turismo tiene muchos seguidores y «la ciudad no está preparada para recibirlos», por lo que aboga por «buscar zonas relativamente cercanas al centro para ampliar» el único parking existente con todos los servicios necesarios. Arana rechazó esta posibilidad y dejó en manos del Departamento de Turismo una eventual decisión en este sentido.
Las claves
- Definición pernocatar:
- Las normas de tráfico permiten dormir dentro de un vehículo estacionado en la vía pública si la actividad del interior no trasciende al exterior ni se incrementa el perímetro del vehículo.
- Definición acampar:
- Está prohibido y supone sacar mobiliario al exterior, desplegar toldos, abrir ventanas abatibles, colocar patas estabilizadoras, verter fluidos o emitir ruidos molestos.
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