Un centenar de caravanas inundan las inmediaciones de la biblioteca universitaria de Ibaeta durante el verano Estos vehículos aparcan por algo más de seis euros diarios en su parking específico y por cuatro, en las calles cercanas
JON PEJENAUTE RUBEN PLAZA - Jueves, 7 de Agosto de 2014 -
DONOSTIA - Durante estos días de sol y playa, los aparcamientos de los alrededores de la biblioteca y el aulario del campus de Ibaeta, que en invierno son ocupados por los coches de los estudiantes, se han convertido en el hábitat de un centenar de autocaravanas procedentes de diferentes partes del mundo. El motivo de estos inusuales invitados es que el parking dirigido y acondicionado expresamente para estos vehículos, situado al comienzo de la subida de Berio, se queda pequeño en estas fechas estivales.
Por ello, según indican varios agentes de la OTA, el Ayuntamiento de Donostia les autoriza a aparcar, que no acampar, en la calle Andrestegi, que rodea gran parte de la biblioteca pública de la UPV/EHU. El problema con el que se encuentran los transeúntes que caminan por esta zona de la capital guipuzcoana es que los estacionamientos de esta calle no están pensados para las dimensiones de las autocaravanas, que sobresalen de la calzada y ocupan gran parte de las aceras. Este hecho obliga a todo aquel que pasa por esta vía urbana a pisar los jardines o a invadir la carretera, con el riesgo que ello supone para un peatón.
Las caravanas que estacionan en este aparcamiento tienen que respetar las mismas condiciones que las que lo hacen en el parking específico para estos vehículos, que se encuentra a unos 300 metros de este punto, y en el que un toledano asegura: “Es de agradecer que nos concedan una zona de este estilo cuando el parking de caravanas está abarrotado, ya que preferimos tener vecinos cerca por temas de seguridad”.
“APARCAR O ACAMPAR” Este visitante explica que en este lugar solo pueden aparcar, “aunque hay gente que utiliza las cuñas de equilibrio o barras de estabilización”, lo que está considerado como acampar, al igual que calzar las ruedas y está prohibido. Sin embargo, en el parking exclusivo para autocaravanas sí se consiente la utilización de estos elementos, que permiten una mayor estabilización.
Y es que en este recinto solo se entiende como acampada “el despliegue de elementos propios que desborden el perímetro del vehículo, tales como toldos” y no los de estabilización. Pese a ello, un usuario de este parking admite que “en el momento que una rueda de la caravana no toca el suelo ya se considera acampada”. En esta área, donde pasa sus vacaciones este extremeño, “está rigurosamente prohibido cocinar o desplegar mesas y sillas”, al igual que en la calle Andrestegi, en la que no se respeta esta medida. “Nosotros nos encargamos de recordarles que en la vía pública está prohibido comer en mesas plegables y les hacemos recogerlas”, aseguran dos operarios de la OTA.
Según ellos y aunque parezca curioso, “estacionar junto a la biblioteca sale más barato que hacerlo en el parking de caravanas”, donde está permitido aparcar durante un máximo de tres días a cambio de 19,65 euros. Por otra parte, en las inmediaciones de la biblioteca y el aulario el precio diario ronda los cuatro euros, aunque en esta zona, al contrario que en el parking de caravanas, no disponen de un suministro de agua. A pesar de esta comodidad, los usuarios del recinto especial para caravanas se quejan de la inexistencia de una toma de electricidad y de que “los espacios son muy reducidos” en comparación con otros parkings, lo que afecta tanto a turistas como a ciudadanos locales.