ALEJANDRO MARTÍNEZ vigo / la voz 12 de julio de 2013
El alcalde de Vigo, Abel Caballero, se mostraba ayer satisfecho por haber resuelto las quejas de los vecinos de Navia por la aglomeración de caravanas de feriantes en este barrio. «Tomamos las decisiones que había que tomar para resolver la situación», manifestó el regidor socialista. Y la solución ha consistido en expulsar a decenas de familias ambulantes que se han quedado en la ciudad para trabajar en las próximas fiestas de Bouzas. Agentes de la Policía Local se personaron a primera hora de la mañana de ayer en Navia para informar a los feriantes que tenían que abandonar el
lugar.
Una vez que finalizaron las fiestas de Coia se acabó la permisividad municipal para continuar en esta zona. Las multas que les impusieron durante los últimos días ya eran una aviso de que ahí no podían estar.
Los feriantes se han ido de Guatemala a Guatepeor, porque el nuevo emplazamiento donde les obligan a estar es junto a la carretera hacia Baiona por la costa, en la PO-325, debajo del puente de la VG-20, un lugar que los feriantes ya han estado en anteriores ocasiones y pagando a los propietarios del solar y que no reúne ningún requisito para poderlo habitar dignamente. Al menos en Navia disponían de servicios de luz y agua cerca a los que poder engancharse previo pago.
Ahora carecen de luz y para poder abastecerse de agua necesitan mangueras de más de 400 euros. Tampoco disponen de un lugar donde poder expulsar las aguas residuales, lo que les obliga a utilizar mangueras para expulsarlas directamente al río Lagares sin depurar.
Pero el alcalde ha cedido a las presiones de los vecinos y ha ordenado el desalojo para dejar los viales de Navia libres de caravanas. Los feriantes comenzaron a marcharse a primera hora de la mañana, aunque a primera hora de la tarde todavía quedaban algunas autocaravanas aparcadas en la zona.
Permanecerán en la nueva ubicación hasta que finalicen las fiestas de Bouzas, cuando abandonarán definitivamente la ciudad hasta el próximo año, cuando podrían volverán a reeditarse los problemas si para entonces el Ayuntamiento no ha previsto una solución para acoger a los ambulantes. Ellos reclaman un trato digno a las autoridades municipales porque necesitan vivir dignamente mientras realizan su trabajo y dinamizan la economía local.
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