Barbanza siempre ha sido un destino atractivo para el turismo
. Su patrimonio etnográfico, cultural y paisajístico convierten la comarca en un lugar con una gran oferta. Playas, actividades, historia, es difícil nombrar algo que no pueda encontrarse en esta zona.
Los vecinos son conscientes de la belleza de esta tierra que va de boca en boca y que tantos han visitado por recomendación. Esta bien merecida fama atraviesa fronteras y este año ha llegado a lugares insospechados. El número de extranjeros ha aumentado considerablemente este verano en varios puntos de la comarca.
La afluencia de visitantes, en general, no ha descendido y en algunas zonas incluso se ha incrementado. Ribeira superó las expectativas con un gran número de turistas durante el mes de julio, que se vio casi duplicado en agosto. La cantidad de extranjeros que visitó la capital barbanzana fue considerable en ambos meses. En años anteriores primaba la asistencia de ingleses, alemanes o franceses, pero en es se han recibido visitas de países hasta ahora inéditos. Ribeira suscitó curiosidad en un público muy diferenciado, un resultado común en varias zonas del Barbanza.
Ciudadanos de Turquía, Mozambique, el Congo, China, Japón y la República Checa se han sentido atraídos por la comarca, usuarios estos que llamaron mucho la atención en las diferentes oficinas de turismo.
Más franceses
Dentro de los habituales también se han experimentado cambios. Hasta ahora la cantidad de ingleses que visitaban la zona siempre había desbancado al resto, sin embargo este año los franceses han sido los primeros en este ránking. La llegada de portugueses ha disminuido, lo que extraña a los responsables de turismo, pues la cercanía de Galicia siempre ha hecho de esta zona un destino muy demandado, pero este año en Barbanza se ha notado la baja en la afluencia de lusos.
Familias o parejas predominaron en el tipo de visitantes. Pese a que la mayoría vienen en busca de playas donde relajarse y sofocarse, eso no les impide interesarse por otras actividades. Buscan información general de lo que les ofrece la zona, visitas guiadas, lugares de interés próximos, rutas de senderismo y, para los días en los que el calor no acompaña, alternativas de interior, como museos o exposiciones.
Otra tendencia que marcó el turismo barbanzano durante los meses de estío fue la aglomeración de autocaravanas. Sin embargo, la comodidad de no tener que buscar estancia y poder desplazarse libremente no han sido suficientes alicientes para que este tipo de visitante se desmarcaran de lo que ya empieza a convertirse en un hábito: la estancia más corta.
Otros años, los visitantes venían a la comarca en temporadas más largas; esta vez, seguramente condicionados por la crisis, como aseguran varias técnicas de turismo de la zona consultadas, la preferencia fue de quedarse de unos días a una semana.
Los jóvenes tampoco dejaron pasar la oportunidad de disfrutar de los alicientes de la comarca durante unos días. Pese a que el porcentaje de grupos de amigos fue inferior a años anteriores, las fiestas y playas siguen siendo un atractivo turístico para este perfil de visitantes.
El verano toca a su fin, pero todavía siguen llegando turistas a las oficinas de información, tónica que se espera que se mantenga al menos hasta mediados de mes.
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