Las casas móviles proliferan en la mayoría de municipios de la comarca
Ya sea por la crisis o porque el tipo de visitante que se desplaza a la comarca en la época estival ha cambiado, resulta evidente que el turismo de autocaravana está en auge y se ha convertido en una alternativa de veraneo que gana enteros. No hay más que acercarse a las zonas de playa barbanzanas para comprobar que el número de este tipo de vehículos ha aumentado de forma considerable, sobre todo en Boiro, donde el área habilitada para el estacionamiento de estas casas móviles se queda pequeña.
Junto con Carnota, donde también se ha dotado de servicios a un terreno próximo a Boca do Río para los veraneantes que viajan en caravana, Boiro es el único municipio que cuenta con un espacio habilitado como tal para este tipo de visitantes. Sin embargo, este año llama la atención la cantidad de estos vehículos estacionados fuera de esa zona, especialmente en el aparcamiento situado detrás del colegio Praia Xardín.
El alcalde, Juan José Dieste, reconoció que esta situación se da también en otros puntos del municipio e indicó que tienen previsto señalizar aquellas zonas en las que está prohibido dejar las autocaravanas para «prestar o servizo de forma ordenada». Asimismo, señaló que desde hace unas semanas se lleva un control de estos vehículos para que paguen las tasas fijadas por el uso del área de autocaravanas, una medida, dijo, que reclamaban desde los cámpings.
Disminución
Y es que, aunque se constata un aumento en el número de casas móviles que acampan en la comarca, en los establecimientos especializados perciben una disminución de los clientes que llegan en estos vehículos, favorecida, en parte, por la existencia de un servicio como el que se presta en Boiro.
Por otra parte, tampoco la normativa favorece demasiado a los cámpings, ya que, aunque en muchos lugares no se permite la acampada libre, una autocaravana está considerada como un vehículo cualquiera, de modo que, si no se señaliza su prohibición específicamente, pueden permanecer estacionadas en cualquier aparcamiento, como sucede, por ejemplo, en Coroso. Eso sí, en lugares como Porto do Son llevan un control y constatan que la mayoría de las pernoctaciones no sobrepasan las dos noches.
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