El aparcamiento para autocaravanas de Lugo, situado junto al Palacio de Deportes, ha sido esta semana el lugar de descanso de un matrimonio andaluz que ha compartido vecindario con otros siete vehículos de forma temporal.
Guillermo y Juana, un biólogo y una pintora, son dos aficionados a viajar que desde hace diez años usan la autocaravana como medio de transporte. Su último viaje los ha traído, después de más de una semana por el norte de España, hasta Lugo, una de las pocas ciudades españolas que no habían visitado.
En relación al estado de la zona acondicionada en Lugo para este tipo de vehículos, resaltan su buen estado y la disponibilidad de espacio, pero aseguran que la información para llegar hasta el párking «es una locura». «Las guías que ofrecen los datos sobre cámpings y párkings son caóticas, solo las entiende alguien que conozca la zona», sentencia Guillermo, que se ve obligado a estar pegado al mapa continuamente.
Guillermo revisa un mapa en su autocaravana.
La crítica no afecta solo a Galicia, sino que la misma situación se da en el resto de comunidades españolas, asegura esta pareja, que lamenta el «retraso» de España respecto a otros países europeos. «España todavía no está preparada para esto», opina Guillermo.
El matrimonio denuncia también la dificultad para abastecerse de agua debido a la falta de homologación de las tomas en las gasolineras, así como algunas deficiencias en las zonas adaptadas para autocaravanas o, directamente, la falta de parkings. Las cifras lo corroboran. En todo el territorio español hay 600 áreas para autocaravanas, frente a las más de 5.000 francesas.
Anécdotas
La parte positiva de las complicaciones son las anécdotas que surgen de ellas. Los andaluces cuentan las dificultades que han tenido para pasar por ciertas calles, provocando algún que otro atasco o viéndose obligados a circular marcha atrás para poder retomar la circulación. «Cuando llegamos a Lugo seguimos las coordenadas de la guía, pero cuando nos dimos cuenta estábamos en el casco histórico de la ciudad», cuenta Guillermo.
Pese a los pequeños problemas y a algunos momentos de estrés para localizar los aparcamientos y áreas próximas de descanso y sombra, Juana y Guillermo están muy satisfechos con esta forma de viajar, que les ha permitido recorrer muchos rincones del país.
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No estaría mal que Guillermo adquiriese un equipo GPS. Seguro que no se pierde, aunque no son infalibles, no es la primera vez que el mismo GPS nos pierde. Internet es otra gran herramienta on line pero no todos sabemos utilizarla. Los mapas son muy ambiguos y las guías centran más su atención en rematar el "Cómo llegar" ofreciendo las coordenadas GPS que dando una explicación sencilla para llegar a cualquier sitio y desde cualquier sitio. Y si no se llega, podemos recurrir a lo de siempre, "Preguntando se llega a Roma". Por otro lado, de todo lo leído intuimos que la información, la señalización vertical es deficiente o no existe hasta estar muy cerca del área. Si es así, hay que corregirlo para que haya información clara por cualquiera de las vías que se ingrese en el área. Colaboren las autoridades un poquito que unas cuantas señales no cuestan tanto y el viajero siempre se deja su dinerito allí donde va.
Autocaravanistas por sus derechos